Wednesday, February 06, 2008

Agujas

29 de enero

Siento que todo está empezando a acelerarse ahora. Han pasado tantas cosas en los casi dos años desde que empezamos a conversar sobre la posibilidad de embarcarnos en una maternidad gestacional; sin embargo, el punto real de partida, cuando empezaríamos a inyectarnos hormonas, parecía tan lejano. En el tiempo intermedio, viajamos a Europa, Sheona se embarazó y viajó a Italia para su curso de cine, fuimos a Chile, Sheona dio a luz, Andrés se operó del riñón, redactamos y firmamos el acuerdo, y ahora Keaton está por cumplir un añito. Y eso es sólo lo que recuerdo sin hacer mucho esfuerzo... Me pareció que faltaba una eternidad para arrancar la parte biológica del proceso, pero en las últimas semanas, las cosas se han empezado a acelerar y siento que tengo que escribir con más frecuencia para poder tenerlos a ustedes al tanto de todo.

Hace como dos semanas, me empezó a llamar la enfermera de la clínica de in vitro, quien estaba calculando nuestras fechas y preparando nuestra lista de medicamentos. Luego llegó la fecha de la sesión de aprendizaje de Sheona a la que yo también asistí. La onda de esa sesión fue un poco extraña... Sheona se había quejado de ser tratada como poco menos que un medio para alcanzar un fin en este proceso y ese día tuve la oportunidad de ver qué quería decir con eso. Quizás estábamos todos de un humor extraño ese día, pero cuando entré a la sala, no me sentí para nada a gusto y la enfermera que dictó la sesión lo hizo con una torpeza e incapacidad de empatizar con nuestras circunstancias que realmente me impresionó. Era evidente su incomodidad con la presencia de una tercera persona entre los “ingredientes” de esta receta. Comúnmente nos encontramos con personas que no comprenden lo que intentamos hacer, y gran parte de esa gente jamás ha vivido problemas de infertilidad. Es un proceso tan emocionalmente pleno que lo menos que esperaría uno de la clínica encargada es que tenga personal que no sólo acepte esta realidad, pero que te trate con amabilidad, que no se muestre incómodo. Cuando uno vive momentos de vulnerabilidad en situaciones médicas, las emociones “negativas” tienden a tener un efecto más prolongado sobre el humor. Pero ya habrán nueve a diez meses (espero) para discutir emociones.

De cualquier modo, Sheona aprendió a darse su inyección diaria de Suprefact, la que empezó el 25 de enero. También aprendió acerca de la temida inyección de progesterona, la que parece ser bastante dolorosa, ya que viene en aceite, es gruesa, y además va intramuscular, lo que requiere una aguja bastante más larga que no se compara con la simplicidad de la aguja subcutánea del Suprefact.

El 24 de enero, fue mi turno de ir a mi sesión de aprendizaje y el 25, antes de que saliera el sol, estaba sentada en la clínica para mis análisis de sangre y mi ecografía, para ver si ya había ovulado y estaba lista para empezar las inyecciones de Lupron (casi igual al Suprefact, pero bastante más caro). Esa tarde me dieron el visto bueno y Sheona vino a cenar y a ver una película con nosotros, así que aprovechamos de filmar nuestra primera inyección.

Esta primera inyección que nos estamos dando nos cancelará nuestros respectivos ciclos, así sincronizándonos. El 8 de febrero nos “despertarán” los ciclos para producir óvulos por mi parte y para preparar el útero de Sheona para recibir los embriones. Se supone que menstruaremos como de costumbre antes de esa fecha. Como les decía, todo se está empezando a acelerar ahora.

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